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Dewey y Dios

Como Dios es más grande y más sabio que nosotros tratar de adivinar lo que piensa es como que una hormiga trate de adivinar lo que pienso.

Yo en el hormiguero de mi jardín me pasé días observando a las hormigas, tratando de ver cuáles eran buenas y cuáles eran malas pero todas me parecían iguales, entonces empecé a matar a todas, las maté con agua, con gasolina y con la podadora y para ser sincero creo que me puse como loco con la pala.

Esas hormigas hubieran podido adorarme todo el día, y no escuché, y no pudieron hacer nada al respecto, y creo que es lo mismo con nosotros, tampoco podemos hacer nada de nada ¿para qué preocuparnos?

Creo que sólo podemos vivir la vida con tanta amabilidad y decencia como podamos y no pensar que Dios está junto a nosotros con una pala gigante.

Cosas a las que debes renunciar para ser feliz

Cuáles son las cosas de debes dejar, aquellas que te causan dolor, estrés y sufrimiento, para que puedas abrazar las que te brindan bienestar, para que tengas una vida mucho más fácil y más feliz.

Preparé para ti una lista de cosas que debes dejar a un lado para hacer tu vida mucho más fácil y mucho más feliz, se trata de soltar las cosas que te causan dolor, estrés y sufrimiento, y abrazar aquellas que te brindan bienestar.

1. Renuncia a tu necesidad de tener siempre la razón. Hay muchos de nosotros que no podemos soportar la idea de estar equivocados. Cuando sientas la necesidad de iniciar una pelea para ver quién está en lo correcto y quién no, pregúntate a ti mismo: ¿Prefiero tener la razón o prefiero ser amable? ¿Qué diferencia hará? ¿Es mi ego de verdad tan grande?

2. Renuncia a tu necesidad de control. Disponte a no tratar de controlar todo lo que pasa a tu alrededor. No importa que sean seres queridos, compañeros de trabajo, o tan sólo extraños con los que te topaste en la calle – déjalos ser. Permite que todo y todos sean justo como son, y ya verás lo bien que esto te hará sentir.

3. Renuncia a culpar. No culpes a los demás de lo que te hayas hecho o hayas dejado de hacer, por lo que sientes o por lo que no sientes. Comienza a tomar la responsabilidad de tu vida.

4. Renuncia a los pensamientos autodestructivos. Muchas personas se hieren constantemente con sus pensamientos negativos, contaminados y repetitivos. No creas todo lo que te dice tu mente – especialmente si es negativo y autodestructivo.

5. Renuncia a tus creencias limitantes acerca de lo que puedes o no hacer, acerca de qué es posible o imposible. Desde ahora no permitas más que tus creencias te dejen varado en el lugar equivocado. ¡Abre tus alas y vuela!

6. Renuncia a quejarte. Detén tu constante necesidad de quejarte de todo lo que te hace sentir infeliz, triste y deprimido. Nadie te puede hace sentir infeliz y ninguna situación puede ponerte triste a menos que tú lo permitas. Nunca subestimes el poder del pensamiento positivo.

7. Renuncia a criticar. Abandona el hábito de criticar a las personas que son diferentes a ti. Todos somos diferentes, aunque todos somos iguales. Todos queremos ser felices, todos queremos ser amados y amar, todos queremos ser comprendidos.

8. Renuncia a tu necesidad de impresionar a los demás. Deja de intentar tan arduamente ser alguien que no eres para sentirte aceptado. En el momento en que dejes de hacerlo y te deshagas de todas tus máscaras, en el momento en que aceptes sin vergüenza a tu verdadero yo, encontrarás personas como tú que te aceptarán tal como eres.

9. Renuncia a tu resistencia al cambio. El cambio es bueno. Cambiar te ayudará a hacer mejoras en tu vida, e incluso en la vida de quienes te rodean. Abraza el cambio, no te resistas.

10. Renuncia a las etiquetas. No etiquetes más a las cosas, situaciones ni personas que no entiendas, que te parezcan raras o diferentes, y trata de abrir tu mente poco a poco. La mente sólo funciona cuando la abres.

11. Renuncia a tus miedos. El miedo es sólo una ilusión, no existe, tú lo creas. Está en tu mente. Corrige tu interior y el exterior cobrará su real dimensión.

12. Renuncia a las excusas. Empácalas y envíalas muy lejos, no las necesitas más. En vez de crecer, trabajar y mejorar en la vida, muchas veces nos quedamos atorados y nos mentimos usando todo tipo de excusas, excusas que el 99.9% de las veces ni siquiera son reales.

13. Renuncia al pasado. Es difícil, sobre todo cuando el pasado se ve mucho mejor que el presente, y el futuro se ve atemorizante. Pero debes tomar en consideración el hecho de que el momento presente es todo lo que tienes y lo que siempre tendrás. El pasado que ahora recuerdas y al que te aferras lo ignoraste cuando era presente. Basta de engañarte. Ten una visión clara del futuro, prepárate, pero siempre vive el presente.

14. Renuncia al apego. Esto no quiere decir que dejes de querer a las personas ni de apreciar tus cosas, porque el amor y el apego son cosas diferentes. El apego viene del miedo, mientras que el amor, el amor verdadero, es puro, amable y desinteresado; donde hay amor no puede haber miedo, y por eso el amor y el apego no pueden coexistir.

15. Renuncia a vivir tu vida siguiendo las expectativas de alguien más. No vivas una vida que no sea la tuya, la vida que tus padres o tus amigos creen que es la mejor para ti. Recuerda que sólo tienes una vida, aprópiate de ella y vívela de acuerdo al camino que te hayas trazado, escucha tu voz interior y no dejes que la opinión de los demás te distraiga de tu ruta.

Fábula del abuelo, el nieto y el burro

Una mañana un abuelo decidió ir a la feria que se celebraba en la cuidad a vender un burro. Enseguida su nieto le pidió ir con el y así se fueron juntos. Al salir de la casa el abuelo le propuso al nieto ir caminando al lado del borrico ya que no quería que se cansara mucho el animal puesto que quería venderlo a buen precio, a lo que el nieto acepto.

Mientras caminaban tirando del burro se cruzaron con unos caminantes quienes, al verlos, comentaron: «menuda tontería, mira que ir caminando pudiendo ir montados en ese burro». El abuelo entonces le preguntó al nieto si estaba de acuerdo con lo que había escuchado, a lo que el nieto asintió. Así que decidió montar al nietecito encima del borrico.

Mientras el abuelo caminaba tirando el burro y su nietecito montado, se cruzaron con otos caminantes. En esta ocasión, también escucharon lo que decían: «menuda desconsideración, mira que ir montado el niño en ese burro y dejar caminar al abuelo». El abuelo entonces le pregunto al nieto si estaba de acuerdo con lo que había escuchado, a lo que el nieto asintió. Así que decidió desmontar su nieto y montarse él.

Mientras caminaba el nieto tirando del burro y el abuelo montado se cruzaron con nuevos caminantes, quienes comentaron: «menuda mala educación, mira que ir montado el abuelo en ese burro y dejar caminar al niño». El abuelo entonces le pregunto al nieto si estaba de acuerdo con lo que había escuchado, a lo que el nieto asintió. Así que decidió que los dos viajarían montados en el burro.

Mientras el abuelo y su nieto iban montados, se cruzaron con unos caminantes, y en esa ocasión, como en otras, escucharon sus comentarios: «menuda crueldad, mira que ir montados los dos en ese burro ¿acaso lo quien matar?».

Comentarios: El objetivo del abuelo era vender el burro en las mejores condiciones para obtener mejor precio, pero se preocupó mas de lo que decían los demás, perdiendo su objetivo final. Si uno deja que una opinión influya de esa manera, es porque no se tiene claro el objetivo, mejor sería no volver a preguntar hasta no tener claro, porque la opinión de los demás cobra mas valor que mi propio objetivo.

Ambos, para satisfacer sus necesidades habían elaborado un plan que les reportaría satisfacerlas, y habían planificado la mejor forma de lograrlo. Las personas que opinaron, en general, no conocían lo que ellos estaban llevando a cabo y sus opiniones, aunque podían ser validas, se referían a lo que veían, que era solo una parte de lo que ellos estaban realizando. Ellos, al analizar esos comentarios parciales les parecían atendibles, pero no insertaban ese análisis dentro de su plan (que era lo que requerían para su bienestar) por lo que se desviaban de su horizonte.  Finalmente, lo que deberían hacer es retornar a su plan original y realizarlo, pues es lo que necesitan.

Pueden (y es bueno) recibir los comentarios, analizarlos y ver si aportan al objetivo, en cuyo caso podrían adoptarlos, pero si no aportan al objetivo final, por lógicos que parezcan deben descartarlos.